Morirse no es barato. Todo el mundo que haya organizado un entierro se habrá dado cuenta del coste que representa para los familiares del fallecido, si este no disponía de un seguro de fallecimiento. De todos modos, también es verdad que el precio de un entierro puede reducirse de manera importante si se opta por un servicio funerario básico y una ceremonia sin lujos. Los entierros sencillos y económicos no son una utopía.
La clave para organizar un entierro sencillo y económico radica en ser realistas con el presupuesto del que se dispone para la organización del acto y, por supuesto, en tener en cuenta que no todas las familias necesitan de un mismo tipo de despedida para sus seres queridos.
Los elementos de un funeral sencillo
Hoy en día, se comercializan ataúdes y urnas funerarias de diferentes calidades y precios. Si somos conscientes de su precio y uso, veremos que no necesitamos ni el más caro ni el que cuente con más elementos embellecedores para realizar un entierro digno.
La misma idea se puede aplicar en la elección de las flores para la ceremonia y el cementerio. Elegir variedades de temporada y más baratas no tiene porqué ir en detrimento de la belleza de los arreglos florales. Además, no es necesario llenar el nicho de flores para demostrar el amor por el fallecido.
En cuanto a esquelas, recordatorios y libros de firmas, aunque son elementos de gran peso emocional para la familia, la verdad es que son solo símbolos de los que se puede prescindir en momentos de apuro económico.
Finalmente, hay que valorar la necesidad o no de contratar una sala para la organización del velatorio. Tener en cuenta el número de personas que se va a reunir, el coste de la instalación y la posibilidad de un entierro rápido puede reducir de manera importante el coste del funeral. Asimismo, se puede obviar la contratación de coches fúnebres para acompañantes, si estos pueden desplazarse en su propio automóvil.
Comparar precios y comprobar el coste de los diversos tipos de entierros nos ayudará a tener claro qué opción es la que encaja mejor con nuestro presupuesto y, por supuesto, también con nuestras necesidades emocionales.